Osteopatía
La osteopatía moderna se divide en tres grandes grupos: estructural, visceral y craneal.
Veamos en qué consiste cada una de ellas y las diversas técnicas que los osteópatas emplean para aliviar todo tipo de dolencias.
- Osteopatía estructural: Es la sección encaminada al conocimiento del sistema musculo esquelético. Se estudian así los tres pilares básicos del movimiento corporal: huesos, músculos y articulaciones, y cómo interactúan para lograr movimientos complejos. Se estudia a su vez todo el entramado de tejidos blandos, como fascias, tendones, o ligamentos. Conocido todo esto, se analiza la forma de corregir posibles alteraciones de este sistema y su corrección.
- Osteopatía visceral: Como su propio nombre indica, está enfocada al conocimiento de la estructura ósea del cráneo y su relación con el sistema nervioso central, y las modificaciones que sufre el organismo a consecuencia de éste (vértigo, migrañas, errores posturales…). Dentro de la estructura del cráneo se incluye la pieza mandibular, de gran importancia en numerosas alteraciones de la función otorrinolaringológica.
- Osteopatía craneal y terapia cráneo-sacra: En este caso, el estudio se centra en las vísceras y órganos vitales: estómago, páncreas, aparato urogenital, aparato reproductor, etcétera. Se observa su función y su comportamiento, pudiendo así corregir sus posibles disfunciones.
Son muchas las técnicas empleadas por los osteópatas, pero cabe destacar las siguientes entre las más usadas:
- Liberación miofascial: consiste en soltar la fascia, el tejido que envuelve los tejidos blandos y que produce dolor y falta de movilidad cuando se encuentra adherido y restringido.
- Técnica de la energía muscular: es aquella que aprovecha la contracción activa y voluntaria de la musculatura del paciente en una dirección controlada y a una intensidad variable, enfrentada a una determinada resistencia aplicada por el terapeuta. Se emplea para tratar músculos acortados o espásticos, fortalecer estructuras musculares debilitadas, reducir edemas o recuperar la movilidad de una articulación.
- Técnicas de Jones, ‘puntos sensibles’ y ‘puntos gatillo’: los puntos sensibles generan dolor a la pulsación en esa zona exacta. Los puntos gatillos desencadenan dolor a distancia del lugar presionado. El éxito de esta técnica radica en la precisión de localización de estos puntos. Una vez pulsado el punto, se moviliza la articulación hasta encontrar el ángulo en el que desaparece el dolor. En esta posición se mantiene una presión sostenida durante 90 segundos. Indicado para contracturas y sobrecargas musculares severas.
- Técnica de trust: probablemente con la que más identifica el ciudadano de a pie al gremio osteopático, también conocido vulgarmente como “crujir o colocar los huesos”. Consiste en normalizar una articulación con un gesto rápido e indoloro. Se colocará al paciente en posición de puesta en tensión dentro de sus limitaciones articulares, para seguidamente sobrepasar esos límites usando los brazos o piernas como palancas. Técnica muy efectiva, pero que requiere un alto grado de experiencia por parte del osteópata, tanto para aislar la porción a tratar como para controlar el grado de amplitud y fuerza a imprimir.